domingo, 7 de noviembre de 2010

Prehistoria III

Quinchilca
    Tal es la historia de este lugar, como otras antiguas ciudades de Chile fundadas por los españoles. Una evocación de constancia, valor y tragedias, que nos colocan hoy en dos escenarios de sentimientos contradictorios. Uno al valor del patrimonio histórico y cultural, reflejado en la arquitectura de sus construcciones, que en cada piedra tallada se esculpía la intención de quedarse en estos parajes y prodigar la sabiduría y modernidad de la madre España. Aún al paso del tiempo, al estar entre las ruinas, que le sobreviven a este pasado heroico, sin forzar la mente, se puede imaginar a los soldados, construyendo, vigilando, defendiendo. Como conscientes del legado que había que proteger para las actuales y futuras generaciones. 
    El legado religioso, arraigado hasta nuestros días, es el fruto de tantas esperanzas que quedaron sepultadas bajo este “Arauco no domado”…..”Tanto soñar, tanta ventura, ….tanto sufrir, tanta amargura”.
    Cuanta carga de sentimientos fue puesta sobre los altares, tan vasto el ejército de protectores divinos, que trabajaban, supongo, a doble jornada, para satisfacer tanta petición.
    Por otro lado, el natural. Nuestros ancestros, “Gente gallarda y belicosa”, que aflora en nuestras venas en ofuscados debates. Dejándonos en claro que a pesar de nuestro mestizaje, ellos estaban primeros, para defender este Chile, “que no ha sido por Rey jamás regido, ni a extranjero dominio sometido.”
    Ellos forjaron la raza criolla que engrosaron las huestes de O’Higgins y Carrera. Los guardianes milenarios del pehuén y los añosos pellines.
    Cuantos canelos blandidos al aire, en una rogativa común. Paz y prosperidad, era una esperanza incierta. La memoria del éxodo araucano y el desplazamiento obligado de huilliches y pehuenches, era solo un sueño, cuando debieron enfrentar la pesadilla del invasor español. Que obligó a los naturales a olvidar las viejas rencillas y unir fuerzas, para ser una estirpe “por Rey jamás regida, ni a extranjero dominio sometida”, del indomable Arauco.

Presencia del conquistador español
    La presencia más cercana en nuestra zona, ocurre el 22 de septiembre de 1544 en que el capitán Juan Bautista Pastene a bordo del buque “San Pedro”, hace su entrada por el puerto de Corral, remontando el rio Valdivia. Pero sólo llega hasta la isla de Mancera.
    El 16 de septiembre de 1575, a las 11,30 P.M. Se produce el gran terremoto, que dejaría en ruinas la ciudad de Valdivia y en la historia que nos compete un gran cerro obstruye el desagüe del lago Riñihue, produciendo gran sorpresa en la población de Valdivia. Al ver seco el lecho del rio, según nos relata Don Pedro Mariño de Lovera quien siendo corregidor, ordena una expedición, la que por primera vez hace un reconocimiento de la zona que a la vez de presenciar el gran taco que represa la laguna Anigua (lago Riñihue). Toman conocimiento de las parcialidades indígenas de Lame o Collilelfu?, Quinchiba o Quinchilca, y el Sitio de Guarón (partes altas de Riñihue).
    Pasaron 4 meses y medio y el gran taco que represaba la laguna Anigua o lago Riñihue, reventó, igualmente de noche, provocando la avalancha que arrasaría con todo poblado junto al rio e inundando la ciudad de Valdivia a pesar de los resguardos ordenados por el corregidor don Mariño de Lovera.
    La desgracia del terremoto y la inundación de Valdivia, sin embargo, no trajeron tiempos de bonanza ya que los indígenas Huilliches que en un número aproximado de 4.000 al servicio de Don Martin Ruiz de Gamboa hacían la guerra a los araucanos y tucapelinos. Viendo los indígenas la posibilidad de liberarse de servir a los españoles, huyó cada uno a sus parcialidades, refugiándose en los fuertes de Renigua y Guarón. (Riñihue).
    El capitán Don Pedro de Aranda Valdivia, salió el 8 de marzo de 1576 en la misión de desbaratar estas fortalezas encontrándose en el sitio de guarón (partes altas de riñihue) con 2.000 indígenas. Antes de atacar mandó solicitar ayuda al corregidor de la ciudad rica (Villarrica) Don Arias Pardo Maldonado. Los indígenas por su parte se atrincheraron en la fortaleza de Renigua (que correspondería a la ladera este del cerro Tralcán) junto al desagüe del lago riñihue. La estrategia para vencer a los indígenas fue enviar un grupo en canoas Rio abajo y otro grupo subiría el cerro por el   lado sur del frondoso bosque y de esa manera al atacar por ambos frentes. logra vencer al enemigo el dia jueves 7 de abril de 1576.
    La sucesión de conflictos entre españoles e indígenas comenzaron a ser continuas en nuestra zona a partir de 1576 derivadas ya en gran parte por el abuso que los conquistadores infringían sobre las parcialidades huilliches. Obligándoles al servicio domestico y a la búsqueda del oro, que era el fin principal de los españoles.
    El mismo año de 1576 llegan a Valdivia 377 soldados españoles con el capitán Juan de Losada, de estos el gobernador Quiroga envía 70 a engrosar las filas de Martin Ruiz de Gamboa, a cargo del capitán Gaspar Verdugo.
    El refresco de soldados permite a Ruiz de Gamboa acudir presto a desbaratar el alzamiento convocado por el cacique de Riñihue y guaron llamado Ripillan, el cual al ver fracasado su plan se refugia en el tralcan. Los demás caciques se someten a Martin Ruiz de Gamboa y ofrecen entregar a Ripillan, lo cual alegra a Ruiz de Gamboa, pero al cabo de 8 días de búsqueda y viendo el enojo de los españoles obligan a su mujer a delatar su escondite tras lo cual Ripillan es atravesado por la lanza del cacique Chao y llevada su cabeza, junto a la de su mujer y su hijo a los pies de Ruiz de Gamboa. De esta forma se apaciguaron los ánimos por un tiempo a lo menos en nuestra zona.
    Los relatos de los cronistas españoles van acompañados casi siempre de una forma didáctica que nos explica fenómenos, muchas veces derivados por su profunda fe cristiana.
Uno de estos fenómenos es relatado por don Pedro Mariño de Lovera de la siguiente forma. “no quiero dejar de apuntar aquí, como apareció en este tiempo, aquel famoso cometa  de extraordinaria magnitud, que dio vuelta todo el universo por espacio de 40 días según es notorio en todas las naciones. Comenzó el primero dia de noviembre de 1577, y tuvo fin cerca del remate del mesmo año”.
    Llegado el año de 1578, nuevamente las parcialidades de Riñihue entran en alzamiento produciendo saqueos en las chacras que abastecían la ciudad de Valdivia.los problemas internos en la misma ciudad, permitieron que el corregidor de ésta Don Cosme de Molina saliese a castigar a los indígenas  con solo 7 hombres. Llegado hasta el sitio de guarón (alturas de riñihue) fue cogido por los alzados y descuartizado. El escaso contingente español no permitió salir a castigar esta atrocidad, pero si dio una mayor confianza a los indígenas, los cuales planificaron un mayor alzamiento.se juntaron en Riñihue 3 caciques: Carollanga, Langueche y Pinquenaval. Estos convidaron a otro cacique Picolican, leal a Martin Ruiz de Gamboa. El cual al negarse fue muerto por su propio hermano llamado Quetemilea. Luego de esta junta que siempre eran acompañadas de mucha chicha para ensalzar los ánimos, se dieron a la tarea de saquear una vez más las chacras de las cercanías de Valdivia. Esta incursión es sofocada por el capitán Salvador Martin.
    Tal como ocurría en las ciudades de más al norte, los ataques se hacían cada vez más constantes por la influencia mapuche que ya empezaba a ser fusión de un solo pueblo y que los españoles ya denominaban como Arauco.
    El 5 de enero de 1579 se juntan el capitán Juan de Matienzo y el mariscal Martin Ruiz de Gamboa ambos atacan el fuerte de guarón( riñihue). Pero como ya era una estrategia, una vez más los indígenas se refugian en el cerro tralcan y son cercados por varios días, por lo que el cacique tipantue, logra negociar una salida prometiendo mantener la paz. Una paz que sin embargo era nada más que la ocasión de volver a organizarse.
    A mediados de 1579 estaba destacado en Quinchilca el capitán Gaspar Viera con el fin de mantener la paz, pero era tan dura la tarea y tan desprovistos de ayuda, alimentos y vestuario, que deciden volver a Valdivia y los soldados son destinados a los diferentes fuertes para descansar en cierta forma del yugo de la guerra.
    Un mes duró el descanso y el capitán Juan de Matienzo sale a campear una vez más, dejando un destacamento en la fortaleza de Riñihue a cargo del capitán Gaspar Viera y 60 soldados. El 1 de marzo de 1579 los indígenas los atacaron con tal furia, que debieron salir de su fortaleza para a campo abierto desbaratar este alzamiento. Juan de Matienzo por su parte que había llegado hasta Llifén al ver a los indios alzados por todas partes, vuelve hasta Riñihue para sacar a sus fuerzas y llevarlas a la defensa de Villarrica.
Martin Ruiz de Gamboa que había sido nombrado gobernador, comienza a fortalecer los lugares estratégicos para mantener en paz a los indígenas. Para lo cual transforma las rusticas empalizadas en fortalezas de piedra. Tal es el caso del fuerte de Quinchilca que hasta hoy es confundido con la iglesia levantada por los capuchinos en 1777.
    El fuerte de Quinchilca fue construido a principios de 1580, bajo la supervisión del Gobernador Don Martin Ruiz de Gamboa, dejando un destacamento de 40 soldados al mando del capitán Don Rafael Portocarrero, para que campeara los alrededores y mantuviera en paz a los indígenas. Según la historia el fuerte fue destruido el 24 de diciembre de 1599, restaurado el año 1676, y desmantelado el año 1820. Gran parte de su estructura fue derribada y cubierta por montículos de tierra.
    El 13 de noviembre de 1959, Don Maurice Van de Maele inicia las excavaciones, contando con la autorización del obispo de Valdivia Monseñor José Manuel Santos Ascarza. A su vez el director del centro de documentación (monumentos nacionales). Solicitó al general de ejército Don Alfonso Cañas Ruiz-Tagle la ayuda de 5 soldados al mando del cabo Marín. 2 obreros fueron aportados por el vecino de Quinchilca Don Erwin Haverbeck y las herramientas y bueyes fueron facilitadas por el también vecino de Quinchilca Don Santiago Gaete.
    Los trabajos permitieron desenterrar o descubrir los muros de emplazamiento de una construcción de piedra con una puerta lateral, dos ventanas y una torre de vigía que aun hoy es posible observar, a pesar del deterioro que dia a dia se va haciendo de estas abandonadas ruinas hispanas. En la parte norte aun permanecen enterradas las ruinas que podrían corresponder al foso de defensa. Quizás algún dia se pueda retomar su estudio y reconstruir esta fortaleza que es el principal patrimonio histórico comunal y porque no decirlo, hoy que somos nueva región es el fuerte más antiguo ya que los emplazados en Valdivia datan de 1645.
    Volviendo a 1581, el gobernador Don Martin Ruiz de Gamboa organiza la defensa de “las ciudades de más arriba” (Villarrica, Valdivia y Osorno), por lo que envía a su maestre de campo Don Juan Álvarez de Luna con 50 soldados y 200 indios a asolar Riñihue, destruyendo todo a su paso y cometiendo todo tipo de atrocidades, como una forma de escarmiento para que se diesen a la paz.
    Don Martin Ruiz de Gamboa se había empecinado  en someter a los indígenas del ranco y la isla huapi, por lo que levanta el destacamento de quinchilca a cargo del capitán Don Rafael Portocarrero y deja al capitán Martin Gallego con un escaso contingente. Logro saber el gobernador Don Martin Ruiz de Gamboa que Martin Gallego había dado licencia a algunos soldados para volver a Valdivia, por lo que le destituyo de su cargo, lo degradó a simple soldado y a un servicio por dos años en el fuerte.  Puso en su lugar al soldado Juan de Lizama como capitán a cargo de la fortaleza de Quinchilca.

Historia de la misión Quinchilca
    La historia de la misión en Quinchilca se remonta al siglo 16 cuando allí se estableció el fuerte y una pequeña capilla, que en sus inicios era administrada desde Valdivia, para el confortamiento espiritual de los soldados. Con el paso de los años la misión Quinchilca llegó a contar con 20 reducciones indígenas a cargo de los franciscanos del colegio de chillan. Los primeros Franciscanos llegaron a Santiago en 1553 y en 1568 ya fundaban las conversiones y doctrinas de Valdivia y sus parcialidades.
  • 1581: Capilla para el confortamiento espiritual de los soldados. Administrada desde Valdivia. Por los monjes jesuitas.
  • 1599: Destruida y quemada por los indígenas en el primer alzamiento. El 24 de diciembre de dicho año.

    Entre los años 1600 al 1676 las misiones de evangelización en Quinchilca se desarrollaron en forma esporádica sólo en los meses de estío.
  • 1676: Reedificada la capilla y el fuerte.

    Al ser expulsados los Jesuitas en 1767, volvieron los franciscanos a la Araucanía (que comprendía nuestra zona), para ocupar los puestos que aquellos dejaron en Valdivia y sus parcialidades (entre ellas Quinchilca).
    El 13 de octubre de 1777, a solicitud del colegio de la orden franciscana asentada en chillan. Don Agustín de Jáuregui capitán general del reino, decreta  el establecimiento de la misión en Quinchilca, por lo que al año siguiente es inaugurada por los sacerdotes franciscanos Gil Calvo y Pablo Serrano. Consagrándola a la virgen maría, bajo el nombre de nuestra señora del pilar. Ayudaron en su construcción los vecinos de Quinchilca Don Paulino Patiño y su esposa Doña Margarita Silva.
    El 7 de febrero de 1820 lord Cochrane toma posesión de Valdivia. Por lo que el contingente español huye hacia Chiloé, abandonando la fortaleza en Quinchilca. Es designado gobernador civil Don Vicente Gómez y los sacerdotes franciscanos destacados en Quinchilca abandonan la misión por ser simpatizantes realistas.
A las órdenes del padre Ángel Vigilio de Lonigo, nombrado prefecto apostólico, se embarcó en Génova, el dia 24 de Mayo de 1848 la primera expedición de misioneros capuchinos italianos, entre ellos el Padre Constantino. El 1 de enero de 1849, desembarca en Valdivia el padre Constantino de Voire, capuchino italiano asignado a la misión de Quinchilca. Quien tendría la misión de reagrupar las dispersas ovejas de la dicha misión Quinchilca y asistir a las almas de la nueva capilla instalada en Collilelfu. En lo alto de la calle Lanín. Con esto son retomadas las misiones a cargo de los jesuitas procedentes de Génova (Italia). Hasta 1897, donde pasan a ser administradas por los capuchinos bávaros.
    Al padre Constantino de Voire fallecido el año 1883 “ murió completamente solo, sin auxilios, ni atención, ni consuelo, ni sacramentos” después de 34 años de sacrificios. Le sucede el padre Fortunato de Drena en marzo de 1883 es terminada de construir la iglesia de Quinchilca y en la nave lateral derecha son enterrados los restos del padre Constantino.
    El estilo arquitectónico de la iglesia de Quinchilca corresponde al padre Bernabe de Lucerna (capuchino italiano) y los grabados interiores al fraile capuchino bávaro Gumberto de Nuremberg.(la iglesia original a diferencia de la réplica actual tenia pórticos circulares. Ver foto en galería).
    La antigua iglesia consagrada a la virgen María, bajo el nombre de nuestra señora del pilar, es reemplazada a partir de 1883, no solo su nuevo estilo arquitectónico, sino que es dedicada a la virgen de la candelaria la que luce en su altar mayor.
    A comienzos de 1887, el padre Fortunato de Drena, (misionero de Quinchilca),  recibe una comunicación del padre Urbano de Cásola, prefecto apostólico de Araucanía, desde Santiago. Anunciándole que la señora Carmen Goycolea, terciaria de San Francisco, había resuelto irse como misionera a esas tierras, y fundar a sus expensas un colegio para niñas mapuches.
    Desde Valparaíso por el Océano, y desde Valdivia en carreta llegaba doña Carmen a construir el primer internado en Araucanía. (Que así era denominado nuestro territorio en esos tiempos). El entusiasmo copó en breve tiempo la matricula de 40 niñas entre 7 y 15 años. Por supuesto que los comenderos y terratenientes de la época no estuvieron de acuerdo de prescindir de la mano de obra gratis. Por lo que el 24 de diciembre de 1888 mientras el padre Fortunato oficiaba misa en Collilelfu el internado es quemado completamente, falleciendo la pequeña Inés Huenupan, constituyéndose en la primera mártir de la educación en Quinchilca.     Este sacrificio de la pequeña Inés, Dios lo premiaría más tarde ya que su hermano Mateo, llegaría a ser el primer Sacerdote indígena del Seminario de San Fidel y designado a la iglesia de Purulón. Su hermana Margarita, llegaría a ser Sor Margarita Maria, misionera de Boroa y directora de la escuela fiscal de Isla de Pascua.  Tan importante obra quedó trunca en Quinchilca, pero el ánimo de la madre Carmen Goycolea no decayó y continuó su obra en Rio Bueno hasta el año 1902.
    Al padre Fortunato de Drena  le suceden el padre Gabriel de Pessaro, y el año 1896 el padre Mateo de Endorf con su hermano Fray Nicandro de Thomheim.
    A partir del año 1902 la iglesia de Quinchilca es administrada por el padre capuchino Bávaro Albuino de Senden, el que estuvo a cargo de la misión por 26 años y sería el último sacerdote destacado en Quinchilca ya que la iglesia a partir de 1928 seria administrada desde Collilelfu. El padre Albuíno de Senden Murió quemado en el incendio del convento de San Francisco el 28 de diciembre de 1928, se apagaba así la vida de este gran militar Alemán que había pasado a ser un humilde Capuchino y misionero. El padre Fray Nicandro de Thomheim trasladado desde Quinchilca, fue el incansable portero del convento de Valdivia hasta una avanzada edad.

Hacienda Tomén
    Con la llegada a Chile de los sacerdotes Jesuitas en marzo de 1593, muchas haciendas a lo largo del país fueron asignadas a esta congregación, para su desarrollo agrícola, educacional y vocacional para los futuros sacerdotes. No fue ajeno a nuestra zona que se les asignara territorio comprendido entre el fundo Purey y los vados del rio Quinchilca. La zona comenzó a adquirir una gran importancia en el desarrollo agrícola y ganadero y que fue sin duda un pilar importante en el abastecimiento de la ciudad de Valdivia.
    Es importante señalar que la hacienda tomén estaba al lado sur del rio Calle Calle  incluyendo a curalelfu y Collilelfu. Hoy en dia existe una pequeña localidad al lado norte del Calle Calle llamada Tomén, que correspondía a la prolongación del fundo Mulpún de propiedad de la familia Schering.
    Con la expulsión de los jesuitas en 1767, la hacienda Tomen es rematada en dos parcialidades el año 1772, adjudicándose la parte sur en 750 pesos, el capitán Don Ignacio Pinuer Ubidia. (Insigne descubridor de la mítica ciudad de los Cesares. Cosa que nunca ocurrió.)
    La otra parte le correspondió al gobernador Don Lucas de Molina en 500 pesos. La hacienda Tomén en 1767 estaba avaluada en 2077 pesos, contenía 256 cabezas de ganado vacuno, casas, capilla y servidumbre. Los adjudicados toman posesión el 15 de febrero de 1773.
    El año 1777 existían en nuestra zona, dos parcialidades o asentamientos importantes: Curaleufun o Curalelfu que corresponde a la parte norte del fundo Purey y Quinchilca que correspondía a la misión administrada por los sacerdotes franciscanos del colegio de Chillan.

1 comentario:

  1. Muy bueno su aporte a la historia y la recuperación de la memoria historica del pueblo, me gustaria consultarle cuales han sido sus fuentes de información para la parte de la prehistoria. principalmente lo referente a Quinchilca como fuerte y como mision. un ABRAZO

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